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CABRERA, AMPLIACIÓN Y SECTOR PESQUERO RECREATIVO.

En las Illes Balears, la práctica de la pesca y del marisqueo se remontan la época anterior a la dominación romana, aunque es de esta época de la que tenemos referencias más concretas; así, Plinio cita expresamente las salpas de Ibiza, y en todas las Baleares (incluso en Cabrera) encontramos vestigios protoindustriales de actividades de salazón del pescado.

 

En cuanto a los pescadores como sector, tenemos que avanzar hasta la Edad Media y la conquista catalanoaragonesa: ya en el siglo XIII funcionaba en Mallorca el Colegio de los Honorables Pescadores de San Pedro, y a partir del siglo XIV son muy numerosas las referencias tanto a los productos de la pesca como a las ordenanzas y la comercialización de ésta.

 

Este sector tradicional de la sociedad balear, en su vertiente recreativa, está censado en 35.190 licencias1 de pesca para el 2015 e ingresa cada años más de un millón y medio de euros en este concepto, aunque el flujo económico total estimado es de unos 57 millones de euros, cinco veces más que la pesca comercial representando tan solo el 10% de las capturas.

 

La actual propuesta de ampliación -se quieren ampliar hasta 90.000 hectáreas- llevaría asociados una serie de perjuicios para el sector pesquero tradicional, ya que afectaría a importantes zonas de pesca de caña, como la zona E que es altamente frecuentada por pescadores que practican pesca con volantín y curricán.

 

Por ello el sector abre una nueva vía proponiendo crear un Área Marina Protegida de 10.800 hectáreas en Cabrera, uniéndose a las 10.021 actuales y con la zona de Fort d'en Mureu declarada como de especial interés ecológico; ya que se han detectado bancos de corales profundos, fondos de Maërl y comunidades coralígenas.

 

Los niveles de conservación de un Área Marina Protegida son menores que los de un Parque Nacional, pero la propuesta plantea que teniendo como elemento base Cabrera, la fórmula ofrece un equilibrio socio-ambiental más ecuánime.

 

También la propuesta incluye una revisión de la actual normativa de Parques Nacionales en el sentido de permitir no solo una pesca artesanal profesional regulada, sino también incorporar la figura de pesca recreativa con las lógicas restricciones, para adecuarse a unos objetivos de conservación compatibles con los beneficios sociales.

 

Se trata de una propuesta consensuada por todo el sector y alternativa a la ampliación del parque de Cabrera, ya que la normativa de parques nacionales prohíbe cualquier tipo de pesca recreativa.

 

Desde el Proyecto Marcabrera consideramos que las medidas de protección que se aplican en las reservas marinas, como la eliminación de la pesca industrial y las artes de pesca más impactantes (como el arrastre y el cerco), la regulación de la pesca artesanal y de otras actividades como el buceo, han tenido y tienen consecuencias directas en la mejora del estado de conservación de todas las especies y los ecosistemas.

 

Las investigaciones realizadas durante más de una década demuestran un aumento de la diversidad y de la abundancia de especies, algunas en peligro de extinción, y muchas otras con interés pesquero, a la vez que se extiende el uso artes más selectivas y respetuosas con el medio.

 

Las reservas marinas mantienen la actividad pesquera tradicional, en declive en el contexto europeo, garantizando un acceso controlado a los recursos y una mejor calidad y estabilidad del producto. Y más allá de los beneficios directos, contribuyen no solo a incrementar el numero de visitantes sino a la concienciación de la comunidad. Son escenarios ideales para la educación ambiental, lugares desde los que dar a conocer los múltiples beneficios de la conservación del medio marino a la población del entorno y a la gran cantidad de visitantes que reciben, proporcionando un espacio para el dialogo y el trabajo conjunto entre las administraciones publicas y los usuarios del mar.

 

No significan estas consideraciones que no apoyemos la propuesta de ampliación, ya que la consideramos suficientemente justificada, tras la información científica obtenida en las 6 campañas oceanográficas realizadas en los últimos diez años por Oceana y los informes avalados por científicos del IEO, el CSIC y técnicos de la Administración balear, que también recomiendan esta ampliación. Sino que tenemos una oportunidad de buscar el equilibrio entre tradición y la conservación.

 

 

 

1.- 35.190/ 25,01 € licencia pesca marítima recreativa individual.Licencia pesca marítima para embarcación de recreo. Desde embarcación 6ª/7ª lista – por tres años -, hasta 6 m eslora 45,06€, por encima de esta 74,24 €

Tres tipos de licencias: la de pesca recreativa individual, para hacerlo desde tierra, la de embarcación y, por último, la licencia de pesca submarina. Se permite la utilización de aparatos como el jigging o el spinning, que se suman a los más tradicionales como la caña, el volantín, la fisga o el salabre. Para la pesca submarina es indispensable el uso de una boya con un color llamativo de la que el buceador no podrá separarse más de 25 metros, y que podrá utilizar un arpón tanto manual como mecánico y con una o más puntas.

En cuanto a las cantidades de captura la medida general es cinco kilos por pescador/día, aunque se limita la pesca de raors a 50 ejemplares por persona hasta un máximo de 300 por embarcación. Además, solo se puede capturar diez piezas de calamares y sepias al día, sin sobrepasar los cinco kilos y tres pulpos. El periodo de veda del raor será del 1 de abril al 31 de agosto, mientras que el del verderol será del 1 de julio al 30 de septiembre. Tallas mínimas de el cabracho 25 centímetros, dentón 35 centímetros, la corvina y gallo de San Pedro 30 centímetros), la sardina y el gerret 11 centímetros, el rape 30 centímetros y el atún 115 centímetros o 30 kilos.

Para dificultar la venta de pescado procedente de la pesca recreativa, se deberá proceder al marcado de los ejemplares de ciertas especies consideradas de gran valor comercial, como el verderol, caproig, mero, dentol y corvina.

 

 

Redacción Marcabrera