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ANTROPOCENO

La revista Science publica el estudio de un grupo internacional de científicos de la Universidad de Leicester, del servicio geológico británico (British Geological Survey) y 24 miembros del Anthropocene Working Group que está estudiando si la actividad humana ha conducido al planeta a una nueva era geológica. En el estudio se defiende la idea de que los humanos han cambiado el sistema de la Tierra lo suficiente como para producir un gran abanico de señales en los sedimentos y en el hielo, y estas son lo bastante singulares para justificar el reconocimiento de una era Antropocena en la Escala del Tiempo Geológico.

 

Aún estamos en la era geológica conocida como Holoceno, que comenzó hace 11.700 años. Ha sido una etapa, durante la cual, las sociedades humanas han avanzado al domesticar, gradualmente, la tierra y los animales para producir alimentos, construir asentamientos urbanos y beneficiarse de los recursos del planeta, como el agua, los minerales y la energía.

 

¿Hasta qué punto la actividad humana ha dejado una huella significativa en los estratos geológicos recientes? Está reconocido que el 75% de la superficie del planeta no cubierta por el hielo son paisajes originados por la acción, directa ó indirecta, del hombre.

 

Los humanos hemos influido desde hace mucho tiempo en el medio ambiente, con una rápida proliferación de nuevos materiales en estás últimas décadas, como el aluminio, el hormigón o los plásticos que están dejando huella en los sedimentos, la Gran Aceleración de la actividad económica y consumo de recursos. Por ejemplo, la dispersión de partículas producidas por los combustibles fósiles, o la radiación generada por las pruebas con armas nucleares (más de 500) están presentes en toda la superficie del planeta. La modificación del proceso de sedimentación que ha llevado a cabo la acción humana también ha influido. El cultivo y la construcción de carreteras aceleran el proceso de erosión y el transporte de sedimentos a los ríos. Al mismo tiempo, la construcción de grandes presas -al ritmo de una presa al día durante los últimos 60 años- limita la cantidad de sedimento que llega al océano y hemos generado una nueva fuerza geológica: una gran transferencia de sedimentos a lo largo del planeta, al llevar minerales desde sus zonas de origen hasta las ciudades para mejorar la construcción y el consumo.

 

La extinción de especies, el aumento de animales domesticados y plantas cultivadas y la gran mezcla de especies entre los continentes también están dejando un rastro en el suelo que pisamos. El cambio climático se puede detectar indirectamente a través de indicadores como la ratio de isótopos de oxígeno, que cambia con el aumento de la temperatura, o los sedimentos que registran las inundaciones de zonas costeras allí donde el nivel del mar está creciendo.

 

Los principales indicadores que dieron comienzo al periodo geológico Holoceno no estaban directamente influidos por las fuerzas humanas, y esa es la diferencia fundamental con la planteada época del Antropoceno. Los humanos han tenido una influencia creciente en los estratos geológicos a lo largo del Holoceno según iba aumentando la población. El CO2 de la atmósfera comenzó a aumentar gradualmente con el inicio de la agricultura y la deforestación, pero no fue hasta el 1800 aproximadamente, coincidiendo con la Revolución Industrial, que la población mundial empezó a crecer de manera más rápida y, por lo tanto, a dejar más huella en la Tierra.

 

 

El impacto de la actividad humana sobre la Tierra es de tal calibre que estamos ante una nueva era geológica con transformaciones geológicas y ecológicas de las que el ser humano es el principal causante: el Antropoceno; que será reconocido por el desarrollo tecnológico acelerado, el rápido crecimiento de la población humana, y un incremento en el consumo de los recursos, vinculado con un aumento del uso de metales y minerales, combustibles fósiles, fertilizadores agrarios, y la modificación de la tierra y los ecosistemas costeros para uso humano. El principal resultado ha sido la pérdida de paisajes bioclimáticos para dar paso a la agricultura, carreteras, ciudades y otras construcciones humanas. También se ha reemplazado la vida salvaje por animales y plantas domesticados para cubrir las crecientes necesidades de alimento.

 

 

Redacción Marcabrera.