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CABRERA TIENE UN TERCIO DE LAS AVES MARINAS QUE LA FRECUENTAN AMENAZADAS.

Cabrera y el sur de Mallorca está dentro de la Zona de Especial Protección para las Aves/ZEPA ES0000518. Se trata de un espacio marino donde tienen presencia regular las aves marinas y territorio por el que Marcabrera desarrolla gran parte de su actividad de rutas marinas guiadas.

 

Uno de los atractivos de estas rutas es la observación de las aves marinas. Especial y lamentable significancia tienen 14 especies, ya que o bien están incluidas en el Anexo I de la Directiva de Aves y en el Anexo IV de la Ley 42/2007 sobre Patrimonio Natural y Biodiversidad, o en el Listado de Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial, o en el Catálogo Español de Especies Amenazadas, tanto en su categoría EN – en peligro de extinción o en su categoría VU – vulnerable, o en las Listas Rojas de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza.

 

El que existan estás listas de peligro tiene mucho que ver con un intento, hasta ahora infructuoso, de conservación de estas especies que representan el grupo de aves más amenazado a escala internacional. De las 346 especies de aves marinas 1/3 sufre algún tipo peligro y que en los últimos 60 años, las poblaciones globales están sufriendo un declive de más de un 70 % con una tendencia aún peor.

 

Es frecuente que nuestras rutas compartan el canal de Cabrera con el vuelo ingrávido de la pardela cenicienta mediterránea y la balear, ambas reproductoras aquí, y aproximándonos a Cabrera sean el cormorán moñudo mediterráneo y la gaviota de Audouin, también reproductoras, las que vistan de vida las aristas calizas de los islotes. En las primeras y en las últimas rutas del día es posible que veamos al paiño europeo mediterráneo. En la época de la migración comparten este espacio con nosotros el charran común y el patinegro, la gaviota cabecinegra y el fumarel común.

 

Fuera de las alarmantes listas de especies en peligro también observamos durante todo el año a la gaviota patiamarilla y durante los meses de invierno, aunque tenemos menos rutas ya que las condiciones del Mediterráneo limitan mucho nuestra actividad, también es frecuente que observemos a la gaviota sombría y a la reidora, al págalo grande ó skua y al alcatraz atlántico.

A pesar del papel fundamental que representan para todos los ecosistemas del planeta los problemas los océanos suelen pasar desapercibidos, quizás porque somos pocos los que los frecuentamos. También los problemas de las aves marinas creemos que pasan desapercibidos, quizás por pasar la mayor parte de su vida sobre los océanos.

 

España, con una localización estratégica que incluye tres regiones biogeográficas distintas (eurosiberiana, mediterránea y macaronésica), es el país con mayor diversidad de aves marinas de la Unión Europea. Más de 40 especies son regulares en sus aguas y más de 20 nidifican en sus costas, islas e islotes. Entre ellas, la especie más amenazada de todo el continente europeo: la pardela balear. Con apenas 3000 parejas, que se reproducen exclusivamente en las Islas Baleares, la población de esta especie se encuentra en serio declive y, de seguir el ritmo actual, podría extinguirse en cerca de 60 años.

En el mar, las aves marinas se enfrentan al impacto de las capturas accidentales, a lo que habría que sumar la contaminación de las aguas con metales pesados, hidrocarburos o plásticos, y la disminución de presas, entre otras cuestiones. Y cuando llega la época reproductora se acercan a tierra firme, donde crían, y donde su principal amenaza son los mamíferos introducidos, especialmente gatos y ratas.

Quizás su principal amenaza sea la contaminación por plástico que afecta a mares y océanos. Estos desechos (que, según un estudio publicado en la revista Science aumentan en ocho millones de toneladas cada año) se degradan lentamente, contaminando el medio y a los animales marinos, que confunden las partículas de plástico con alimento. En el caso de las aves marinas, se añade el problema de los enganches en el pico, algo que ocurre especialmente en ejemplares juveniles y que, en muchos casos, les ocasiona la muerte. Una investigación publicada en la revista Marine Pollution Bulletin, liderada por técnicos de SEO/BirdLife, estimó que más del 1% de los alcatraces de las costas ibéricas, canarias y norteafricanas portaban plástico enganchado al pico. En algunas zonas, se alcanzaban valores del 20%.

¿Quién es el responsable de esta situación?, no hay que buscar muy lejos, somos cada uno de nosotros. O bien potenciamos o bien contribuimos a un crecimiento económico con un modelo de desarrollo que se basa en los procesos de crecimiento, producción y consumo.

La cuestión que debemos abordar es, ¿se pueden mantener continuamente estos procesos? ¿Podemos consumir al ritmo actual durante las próximas décadas? ¿podremos seguir produciendo las cantidades de hoy en día? Antes de contestar a estas preguntas, habría que recordar que vivimos en un planeta finito: tiene límites. Aunque escuchando y leyendo a muchos economistas, políticos o empresarios, uno puede pensar que no es así.

El desarrollo ha sido continuo durante siglos pasados y ha de seguir siéndolo en el futuro. El desarrollo nos ha traído progreso y bienestar. Vivimos mejor que en la Edad Media y mejor que durante el siglo XIX. Lo curioso es que el modelo de crecimiento actual puede hacer que hoy vivamos mejor también que en el futuro.

Cuando una fábrica vierte residuos tóxicos a un río no está contaminando únicamente el agua del río, sino también a los peces, a las plantas y a los seres humanos que entran en contacto con él. Como aun no hemos aprendido a fabricar agua, deberíamos tener cuidado a la hora de contaminar nuestras fuentes de este recurso. Y de la misma manera ocurre con la madera, el aire, los minerales, las cosechas… etc. Nos servimos del medio para sobrevivir. Contaminar el medio es una grave irresponsabilidad, y debido a que el sistema de producción y de consumo actual es propicio a contaminar la naturaleza, es necesaria una reflexión sobre cómo funciona el mundo hoy en día. Puede parecer una cavilación que no lleva a ninguna parte, pero únicamente cuestionándonos el sistema establecido podemos llegar a cambiar las cosas.

Únicamente cuestionándonos el sistema establecido podremos salvar a la pardela balear.

 

Redacción Marcabrera.