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LA BIODIVERSIDAD DEL PLANETA BAJO ‘MÍNIMOS’.

Un grupo internacional de científicos, liderado por la University College London en Reino Unido, ha cuantificado en detalle por primera vez el efecto de la pérdida mundial de biodiversidad. Usaron datos procedentes de cientos de estudios y analizaron la abundancia de animales, plantas y hongos en 2,38 millones de registros sobre 39.123 especies en 18.659 lugares, desde hábitats naturales, áreas agrícolas y urbanas. Los análisis permitieron comprobar en cada kilómetro cuadrado de tierra cómo ha cambiado el hábitat.

 

El resultado es que el Índice de Integridad Biótica medio es del 15,4 %. La biodiversidad se situaría en el 84,6%, es decir, por debajo del 90% (el límite de nuestra seguridad). El trabajo señala que, incluso si se tiene en cuenta la aparición de nuevas especies en una determinada región, el IIB sigue situándose por debajo del umbral aconsejable, a un 88% de su valor previo a la aparición del factor humano.

 

9 de los 14 grandes ecosistemas terrestres (biomas), han superado el límite de seguridad recomendado para la biodiversidad. El estudio, publicado en Science, estima que en el 58,1% de la superficie terrestre mundial –que alberga al 71,4% de la población mundial– la biodiversidad local se ha reducido por debajo de esos límites de seguridad planetaria. Según los científicos, la integridad de la biodiversidad está en declive, incluso en las zonas más salvajes, donde habitan multitud de especies y que se consideraban puntos calientes de biodiversidad.

 

Nos hemos dado cuenta de que en prácticamente todo el mundo la pérdida de biodiversidad ya no está en el límite seguro”, explica Tim Newbold, director del proyecto.

 

 

El trabajo demuestra también que los niveles de la pérdida global de biodiversidad podrían afectar negativamente a la función del ecosistema y la sostenibilidad de las sociedades humanas. Existen evidencias de que la pérdida de biodiversidad puede reducir las funciones ecológicas como la producción agrícola, el crecimiento de organismos vivos, el ciclo de nutrientes y la polinización. Además, la pérdida de biodiversidad hace que las funciones de recuperación del ecosistema bajo cambios ambientales sean menos probables.

 

El cambio climático, la pérdida de biodiversidad, el exceso de nitrógeno y fósforo en la producción, el agotamiento del ozono estratosférico, la acidificación de los océanos, el consumo mundial de agua dulce, el cambio en el uso del suelo (agricultura), la contaminación del aire y la química son las áreas que están cambiando el medio ambiente de manera abrupta e irreversible.

 

Se hace evidente que necesitamos volver a los límites seguros de biodiversidad y dado que las respuestas a los problemas ambientales de alcance global no han funcionado, ¿entonces qué nos queda?. Desde Marcabrera llevamos unos años proclamando el mensaje de que lo que hacemos tiene su repercusión y que de cambiar la situación, será con acciones individuales, ya que la crisis de gobernanza actual deja pocas esperanzas para cualquier otro camino.

 

Hay, en primer lugar, una responsabilidad moral hacia las generaciones venideras y una justicia climática que obliga a los países desarrollados para ayudar a los países en desarrollo y que pone en entredicho la legitimidad de los Estados para disponer sin límites los bienes comunes de todos los pueblos y naciones del mundo. A nivel global y desde la perspectiva económica, se hace necesario un desacoplamiento del crecimiento económico de las presiones y los impactos ambientales, integrando los umbrales críticos de la biosfera en el desarrollo económico; no puede demorarse una transición energética basada en el ahorro, la eficiencia y las energías renovables y debemos desarrollar una síntesis inteligente entre la Economía y Ecología, incluyendo las tesis del “decrecimiento sostenible”.

 

Es imprescindible reformular las instituciones nacionales, internacionales y transnacionales desde la perspectiva de la “preservación de las funciones vitales de la biosfera”, bajo la premisa de asumir un “contrato social”, en el que se formalice con carácter normativo el acceso y utilización de los bienes comunes preservándolos de sus “umbrales críticos” a modo de Carta de Custodia de la Biosfera.

 

Llevamos 50 años con el “movimiento ambiental” (conservacionismo, ecofeminismo, justicia ambiental, ecología política, ecología profunda, etc.), que ha puesto de manifiesto su contribución para transformar la comprensión de la relación entre los seres humanos, las sociedades y el medio natural. Dicho movimiento sigue siendo muy importante para promover una amplia alianza entre todos los sectores de la sociedad (comunidad científica, tradiciones religiosas, pueblos, ciudades y regiones, etc.), una “alianza en defensa del clima y por la preservación de la biosfera”. En este sentido destacamos el acierto y oportunidad de la encíclica “Laudato Si” del Papa Francisco, ya que “ha situado en el centro del debate el desafío moral con que nos confronta este grave problema”.

 

Muchas personas creen que no tienen responsabilidad sobre la crisis de la biodiversidad, sin embargo, todos estamos contribuyendo a ella con nuestros hábitos de consumo cotidianos. Por lo que lo primero hay que hacer es informarse a título individual y exigir a los medios de comunicación que informen sobre la situación actual. También puedes “consumir responsablemente” y participar con grupos organizados de la sociedad civil en apoyo de la biodiversidad y de la conservación de la naturaleza.

 

Somos conscientes de que el cambio necesario constituye un proceso complicadísimo y lleno de incertidumbres, en el que hay que procurar realizar una “transición inteligente” hacia una economía verde y que debe pasar por la desideologización política.

 

En cualquier caso, creemos que la hora de la responsabilidad individual ha llegado.

 

 

 

 

Referencia bibliográfica:

 

 

Tin Newbold et al. "Has land use pushed terrestrial biodiversity beyond the planetary boundary? A global assessment" Science 14 de julio de 2016.

 

Crisis climática-ambiental. La hora de la responsabilidad, Antxón Olabe Egaña (publicado por Galaxia Gutemberg).

 

 

 

 Redacción Marcabrera