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LA “INMINENTE” MUERTE DEL MAR MENOR

La joya de la corona del turismo en la Región de Murcia, trascendiendo a nivel estatal e internacional como icono turístico, es la “laguna del Mar Menor”. Se trata de un ecosistema único porque es la mayor laguna litoral de todo el Mediterráneo Occidental, presenta unas características ecológicas muy singulares, por sus aguas hipersalinas y oligotróficas (con muy pocos nutrientes), muy transparentes y tiene unos valores naturales tan importantes que le han valido poseer más de siete figuras de protección ambiental, incluyendo las de LIC, ZEPA y área Ramsar.

 

Pero ni su singularidad, ni la acumulación de figuras de protección, ni el Plan de Gestión Integral del Mar Menor (abarca toda la cuenca de drenaje que acaba influyendo en la laguna), así como la información de estudios científicos que llevaron a la declaración del Campo de Cartagena como vulnerable a la contaminación por nitratos, y la del Mar Menor como zona sensible a la entrada de nutrientes; aparte de continuos avisos y advertencias a lo largo de los últimos 20 años de la comunidad científica y las organizaciones ambientales sobre el peligro de que la laguna estaba alcanzado niveles críticos en cuanto a la concentración de nitratos y fósforo, con un riesgo claro de rotura de los equilibrios en el ecosistema, han evitado su degradación efectiva durante las últimas décadas.

 

Las diferentes administraciones regionales y estatales han eludido año tras año su responsabilidad, de al menos, hacer cumplir las normas legales que preservarían a la laguna. Lo que no ha sido impedimento para seguir promocionándola como el máximo exponente del turismo regional o ser utilizada como argumento de arma electoral justificando reiteradas promesas de obras públicas, caras, inútiles y con un fuerte impacto social y ambiental.

 

Ahora sus aguas están ahora entre verdes y marrones, turbias, muy lejos de la transparencia y de la calidad para el baño que antaño era su característica y cualificadas voces científicas dicen que esta vez el final del Mar Menor a llegado ó está muy próximo.

 

La enfermedad del Mar Menor se llama eutrofización(1) y las causas de su decadencia son muchas. La principal, el deliberado retraso, cuanto no incumplimiento, de las normativas medioambientales con el objetivo de permitir un urbanismo exacerbado, la tolerancia frente a los regadíos legales e ilegales, la falta de inversión en la depuración de las aguas residuales, la ausencia de regulación del uso de fertilizantes en su cuenca de influencia, las autorizaciones de roturación de humedales y de construcción de diques y puertos deportivos y el aumento de la conexión de sus aguas con las del Mar Mediterráneo.

 

Desde Marcabrera apoyamos las iniciativas de la sociedad civil murciana, que a través de Ecologistas en Acción ha enviado a todos los actores implicados un documento de soluciones "integrales, efectivas y viables, propuestas por especialistas” e instando a los partidos políticos y a las administraciones a sacar el Mar Menor de la contienda electoralista y a trabajar, de manera urgente, en un Consejo del Mar Menor en el que estén representadas todas las administraciones y actores implicados, incluyendo las organizaciones sociales y ambientales, con el asesoramiento de los expertos en la materia.

 

Proponen también una acertada campaña "especial e intensiva" de control de la salubridad, tanto para baño como para las especies comerciales, en las aguas del Mar Menor, que incluya una exhaustiva monitorización continua de las especies presentes en el fitoplancton.

 

La organización ecologista también emplaza a los responsables de la Administración a publicar los resultados en una web fácilmente accesible para cualquier persona. Este ejercicio de transparencia "servirá para tranquilizar a los miles de turistas que llegarán a la laguna en breve y que se preguntarán constantemente si es seguro bañarse en aguas tan poco apetecibles o comerse los productos pesqueros de la laguna.

 

Lejos de las demandas de la sociedad civil murciana estamos presenciando el lamentable espectáculo de cómo la Consejería de Medio Ambiente acusa de «inactividad» a la Confederación Hidrográfica del Segura (CHS) a la hora de controlar la calidad de las aguas en la rambla del Albujón y evitar los vertidos que están aniquilando el Mar Menor. El organismo de cuenca ha respondido de una forma expeditiva taponando los conductos ilegales de las desalobradoras para riego. Se trata de una medida extrema que ha enfrentado a ambos organismos, que se culpan de una forma recíproca de haber permitido que se haya llegado a un «punto crítico en la laguna que puede provocar un deterioro inminente e irreversible de los hábitats y especies protegidas por la legislación nacional y de la UE».

 

La situación actual es consecuencia de la aptitud de cargos públicos, con nombres y apellidos, con nula sensibilidad frente a los criterios de conservación, pero también de una dejación de funciones, ya que la Laguna cuenta con numerosas figuras de protección ambiental que obligan a adoptar medidas para garantizar su conservación. Esta indiferencia, es también una toma de decisión que está afectando las bases de la existencia social y económica, atenta contra las materias y recursos naturales indispensables para las actividades productivas y culturales y pone en peligro las formas de vida autóctonas en cuanto implica destrucción de sistemas de relaciones hombre-espacio. ¿Esto no es un delito ambiental cometido por los diferentes responsables de la administración que teniendo la obligación legal de adoptar medidas no las adoptaron? Es de suponer que ahora se inicien acciones por parte de estos responsables que impliquen inversiones públicas, ¿por qué deben ser los ciudadanos los que otra vez asuman estos costes cuando se pueden identificar fácilmente los que se han beneficiado y/o han contribuido a la actual contaminación ahorrándose los costes de su correcta gestión? ¿No deberían ser ellos los que asumiesen estos costes?

 

Desde Marcabrera nos solidarizamos con los movimientos sociales de protección de la Laguna del Mar Menor y estamos dispuestos a contribuir tanto en la difusión de la situación actual y las propuestas de iniciativas y realizar un seguimiento de estas acciones para compartirlo en nuestro entorno en busca de sinergias y generación de concienciación medioambiental bajo el eslogan de que “El mar Menor somos todos”.

 

 

 

 

(1).- Proceso antropogénico consiste en el enriquecimiento de las aguas con nutrientes, a un ritmo tal que no puede ser compensado por la mineralización total, de manera que la descomposición del exceso de materia orgánica produce una disminución del oxígeno en las aguas profundas. Las masas de agua eutróficas tiene un alto nivel de productividad y de biomasa en todos los niveles tróficos; proliferan las algas, tienen aguas profundas pobres en oxígeno y un crecimiento intenso de las plantas acuáticas.